Aunque hace ya bastantes años que dejé atrás la escuela
donde crecí, aún puedo recordar el sentimiento que me producían aquellas
ocasiones en las que no sabía la respuesta correcta que mi profesor esperaba de
mí o de mis compañeros.
¿Quién no ha tenido miedo de contestar alguna de aquellas
preguntas que formulaba su profesor por no saber la respuesta o por dudar de
ella?
Años después observo
cómo en realidad lo que vivía con diez años lo he ido arrastrando durante toda
mi formación posterior. No siendo, pues, “cosas de niños”. En este punto me planteo algo, ¿hemos sido
educados en el miedo al fracaso?
La escena se repite en todas las clases de todos los
colegios de nuestro país. El profesor en cuestión formula una pregunta sobre la
materia que se esté trabajando en el aula, y los alumnos callan por miedo a
equivocarse y quedar puestos en evidencia delante de sus compañeros, o peor aún,
delante de su profesor.
La respuesta de los alumnos no obedece al azar, sino que
podríamos considerar que corresponde a un aprendizaje basado en experiencias
previas. Es probable que en alguna otra ocasión ese niño haya errado en su
respuesta y su profesor no haya sabido resolver el error de una manera eficaz sin hacerle creer que ha fracasado.
Es cierto y justo mencionar, que ni todos los niños afrontan
igual estas situaciones ni todos los profesores flaquean en estos aspectos.
Pero lo cierto es que todos, independientemente de nuestra
personalidad y del profesor que tengamos delante, todos sin excepción, alguna
vez hemos callado por miedo al fracaso o al ridículo, aún cuando sabíamos que
estábamos en lo cierto.
¿Podríamos empezar a pensar que el miedo al fracaso de
muchos adultos nace dentro de las aulas de los colegios? De ser así, ¿seríamos
capaces de realizar autocrítica y buscar soluciones al respecto?
Lo cierto es que me has hecho revivir también esa sensación. Y recordar las muchas veces que he callado por evitar errar. Desde luego, es un gran problema en la vida que, llevado al conjunto social, quizás repercuta en el panorama que tenemos.
ResponderEliminarMe parece imprescindible, tanto desde la familia como desde las escuelas, hacer saber a nuestros niños que el error es parte del aprendizaje, tanto académico, como de la vida en general.
Muchas gracias por sacar este tema, Mari Ángeles. Es verdaderamente interesante.
Yo sigo evitando hacer cosas por miedo al error...